NORMAS SOCIALES

    Las normas sociales son líneas de conducta que regulan el comportamiento de los miembros de un grupo, facilitando las relaciones y la convivencia dentro del mismo, porque sólo las conductas que guardan alguna regularidad pueden ser coordinadas con las conductas de otros.

   Las normas sociales se han establecido a lo largo de la historia de acuerdo a los usos, costumbres y tradiciones de una sociedad, su evolución es dinámica, al igual que la sociedad en la que surgen, transformándose y adaptándose a los cambios sociales que en ella tienen lugar.

   El proceso de socialización tiene lugar en el seno familiar, dentro de la familia los niños adquieren los conocimientos, capacidades, normas y valores fundamentales que les servirán para actuar de manera eficaz dentro de la sociedad. La asimilación de normas y valores familiares constituyen el bagaje con el que los niños inician su incursión en otros ámbitos más amplios, tales como la escuela, los amigos y la sociedad en general, ámbitos en los que se enfrentarán a situaciones y vivencias desde las cuales descubrirán y construirán sus propias normas.

   Los niños necesitan y reclaman normas que guíen su conducta en una amplia variedad de situaciones, requieren aprender buenas maneras y normas convencionales de trato y cortesía que les sirvan en sus relaciones sociales, necesitan aprender procedimientos para realizar las cosas de modo efectivo, precisan valores que guíen su conducta y proceder, recursos todos ellos que facilitarán su adaptación y les ayudaran a integrarse en la vida social como miembros valiosos de esa sociedad.

   El proceso de socialización reclama a la vez comportamientos de conformidad, asimilación de las normas y valores y desarrollo de conductas autónomas, por ello durante el proceso de sociliazación es necesario disciplinar a los niños en la acción colectiva para que el grupo funcione; las indicaciones y órdenes de los padres y educadores trazan el camino, paulatinamente, el niño mediante la experiencia cotidiana va amoldando su conducta a las normas y sugerencias que recibe, hasta que aprende a regirse por lo que se suele hacer.

   La disciplina implica dominio de las normas y valores aprendidos y expresa una cierta normalización de la conducta como resultado de la aceptación de esas normas y valores tras someterlos a un debate crítico. Una educación permisiva carente de disciplina priva a los niños de esas estructuras necesarias que facilitan su expansión y desarrollo.

   Obedecer una norma sensata es señal objetiva de inteligencia, y es que no es libre el que rehuye las normas, sino aquel que la acepta tras un proceso de crítica y contraste de ideas; es entonces cuando las órdenes se tornan normas para ser compatibles con una libertad racional.

   No conocer las normas y valores sociales lleva a la inseguridad, inseguridad que suele camuflarse tras una acusada indiferencia hacia las normas, usada más bien como signo de independencia respecto a la opinión de los demás, pero tras el que se esconde un temor notable a hacer el ridículo por su patente ignorancia de las normas adecuadas a la situación.

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